La vida deportiva de un futbolista se divide en diferentes periodos, cada uno con sus objetivos y características específicas, desde que inician hasta que llegan al alto rendimiento, el cual podríamos catalogar como el punto máximo de su carrera.
Antes de llegar a dicha fase, el jugador deberá pasar por tres periodos previos que desde MBP School of Coaches definimos:
Adaptación: Este es la fase introductoria en la vida deportiva del individuo. Aquí, el objetivo principal es el desarrollo motor sin profundizar en las habilidades más específicas del fútbol. Es crucial que el jugador se relacione con el entorno deportivo, fomentando el desarrollo de diversas estructuras motrices. Se trata de una fase donde el enfoque está en la exploración y la familiarización con el deporte, promoviendo la coordinación general y la adaptación física básica.
Iniciación: Este periodo marca un cambio significativo respecto al anterior. El desarrollo psicomotor cobra mayor relevancia, ya que los futbolistas empiezan a mostrar madurez cognitiva. En esta fase, el jugador comienza a interiorizar las habilidades más específicas del fútbol, permitiendo un enfoque de entrenamiento más centrado en técnicas básicas y fundamentales del deporte. Se introducen conceptos tácticos básicos y se busca mejorar la comprensión del juego.
Tecnificación: El principal cambio en este periodo es fisiológico, ya que los jugadores entran en una etapa de maduración corporal avanzada. Durante este tiempo, el individuo perfecciona acciones individuales y empieza a entender el fútbol desde una perspectiva más global y colectiva. Se trabaja en la optimización de técnicas avanzadas y en la toma de decisiones dentro del campo, preparando al jugador para situaciones más complejas y exigentes del juego.
Alto Rendimiento: Una vez alcanzado este periodo, el individuo debe mantener un desarrollo individual continuo dentro de la colectividad del fútbol. El jugador adquiere un dominio de los fundamentos específicos del juego y trabaja para eliminar las competencias menos eficientes, enfocándose en potenciar las habilidades más efectivas. Aquí, el factor competición se convierte en el eje principal, con un énfasis en la preparación táctica, mental y física para maximizar el rendimiento en el juego.
Conclusión
La vida deportiva de un jugador está estructurada en una serie de periodos que favorecen su desarrollo integral. Es fundamental que estos se integren con las diferentes etapas lúdicas para asegurar un proceso de enseñanza-aprendizaje óptimo. Cada etapa prepara al futbolista para la siguiente, formando una base sólida que culmina en el alto rendimiento, donde la competencia y la especialización alcanzan su máxima expresión.
Imagen 1: Fuente MBP School of Coaches
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