Como entrenadores, deberemos tener en cuenta una serie de aspectos que ayudarán a mejorar el proceso de aprendizaje de nuestros jugadores y jugadoras.
El jugador es el principal protagonista de todas las acciones formativas y deportivas; por tanto, se deberá optar por adaptar el juego a sus características y necesidades, utilizando un formato de entrenamiento y competición a su justa medida para garantizar una correcta formación.
Esas claves son lo que llamamos principios psicopedagógicos, y son los siguientes:
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La adaptación del juego al niño
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La perspectiva individual del aprendizaje
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La división del programa en períodos
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La consideración de la motivación
Veamos qué es y qué aporta cada uno de esos principios.
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La adaptación del juego al niño implica utilizar un formato de entrenamiento y competición que garantice su correcto crecimiento y formación. Por tanto, no tiene sentido jugar y entrenar como lo hacen los adultos, ya que no se puede poner al niño en un contexto que no es capaz de entender. ¿Cómo podemos conseguirlo? Por ejemplo, utilizar formatos de 3v3 o 4v4 en lugar de 7v7 u 11v11; ajustar los espacios al número reducido de jugadores/as y al contenido de entrenamiento; tiempos más cortos de práctica y con mayor variabilidad, disminuir el tamaño de las porterías, etc.
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La perspectiva individual del aprendizaje se centra en entrenarle a cada jugador/a aquello que se cree que más necesita para seguir progresando. En la iniciación, se pondrá el foco en las habilidades coordinativas con y sin balón y los contenidos tácticos más simples. De este modo, la evaluación de los jugadores/as estará más centrada en la mejora individual y menos en la del equipo como conjunto. ¿Y cómo podemos saber qué contenidos entrenar en cada momento? Lo vemos en el siguiente punto.
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La división del programa en períodos organiza el proceso de enseñanza-aprendizaje de los jugadores según su nivel de comprensión del juego. Esto facilita al entrenador saber qué objetivos y contenidos de entrenamiento se relacionan con cada etapa. Por ejemplo, en el período de iniciación buscaremos fomentar la participación de cualquier niño/a en la práctica deportiva, practicando sus habilidades en relación con el juego e iniciar el aprendizaje específico del fútbol a partir de conceptos tácticos básicos.
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La motivación es clave en el proceso de aprendizaje porque el jugador/a estará motivado si entrena lo que le interesa. Consecuentemente, se interesará en todo lo que sea capaz o casi capaz de hacer, y lo que no sea capaz de aprender quedará fuera de sus intereses y, por lo tanto, de su motivación. Deberá comprender el porqué de sus acciones, porque cuando no se entiende algo, automáticamente uno se desmotiva.
Según la neurociencia actual, el aprendizaje ligado a las emociones es mucho más potente que cualquier otro. Por tanto, si un jugador se divierte, estará más abierto a aprender. Con mayor aprendizaje, podrá competir mejor y tener más éxito. El éxito proporcionará mayor diversión y esta, a su vez, mayor aprendizaje, que permitirá competir mejor, y así se irá reproduciendo este bucle de forma constante.
Con todo ello, es fundamental conocer las principales características y necesidades de los jugadores/as para poder ajustar los contenidos y contextos de entrenamiento a lo que son capaces de aprender y de una forma atractiva y enriquecedora que les motive a seguir aprendiendo.
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